I
A comienzos de
1966, con 50 años recién cumplidos, Frank Sinatra se encontraba
ante un momento bisagra en su vida artística. Era sin lugar a dudas
uno de los artistas populares más grandes de todo Estados Unidos y
su obra tenía un alcance y prestigio que lo convertían en un
personaje de fama universal. Pero los grandes cambios en los gustos
musicales de la década le hacían correr el serio riesgo de
convertirse en un artista de catalógo que se va alejando cada vez
más de la masividad. A lo largo de su extensa carrera, Sinatra había
cantado con las mejores orquestas y había podido elegir los mejores
arregladores, entre ellos al legendario Nelson Riddle, quien trabajó
junto al cantante entre 1953 y 1961 en el sello Columbia, en lo que
se considera su período de oro. Dueño ahora de su propio sello,
Reprise, Sinatra decidió darle un giro a los arreglos de su
repertorio y contrató nada menos que a Quincy Jones, que trabajó en
una orquestación enfocada en el swing, lo que lo haría sonar
muy cerca del pop y con un sonido amigable a los cambios musicales de
la década. Se decidió a trabajar además con la orquesta del
pianista Count Basie, con quien ya había grabado un par de discos y
que se ajustaba muy bien al cambio que buscaba en su carrera. Su
extraordinario gusto y su fino oído absoluto no se equivocarían.
II
Sinatra venía
trabajando en los nuevos arreglos en su repertorio desde hacía unos
meses junto a Quincy Jones y se sentía tan a gusto que decidió
encarar la grabación de un disco doble en vivo que registrara la
potencia de la banda y el giro que buscaba en la interpretación.
Para eso aprovechó una serie de presentaciones en el salón Copa
Room del Hotel Sands en Las Vegas, en donde era habitué,
para registrar su primer disco en vivo. Quincy Jones no participó de
la grabación, por lo que Basie y el propio Sinatra actuaron de
conductores de la orquesta. El resultado fue uno de sus discos más
populares, lleno de brillo en su voz y energía en la orquestación.
Sinatra había sido uno de los primeros cantantes en amplificar su
voz lo suficiente para que siempre estuviera por encima de los
músicos, pero el sonido y la fuerza de los músicos de Basie
hicieron que Sinatra debiera adaptarse al swing de la orquesta
y no al revés. Casi por primera vez se dejaba llevar por el registro
de ese sonido. El resultado fue tan magnífico que Sinatra estableció
casi un canon definitivo sobre como debían sonar de ahora en
adelante esas canciones. De alguna manera, en la memoria colectiva
ese registro marcó a fuego su repertorio. A partir de ahí sus
canciones sonarían siempre en nuestros oídos de esa manera.
III
El disco, titulado
Sinatra at the Sands, en una suerte de greatest hits
inmortal. Come fly with me, I've got you under my skin, Fly me to
the moon, You make me feel so young, Where or when y un largo
etcétera, transformaron al disco en un éxito inmediato que relanzó
con fuerza la carrera de Sinatra. El álbum doble se editaría ese
mismo año en versiones mono y stereo con un estupenda
tapa con una fotografía del cantante de pie y Basie al piano bajo la
luz de un foco. Las grandes letras en colores daban cuenta de un
estética pop novedosa para una portada de este tipo. El interior
tenía un extenso texto firmado por Stan Cornyn, conocido ejecutivo
discográfico, que se haría famoso y premiado por numerosas notas
que acompañaban los discos de grandes artistas. Meses después Frank
Sinatra grabaría Strangers in the nigth, canción y disco que
serían los más vendidos en toda su discografía. De vuelta en el
ruedo de la masividad el cantante volvía a reconvertirse para seguir
siendo un gigante de la cultura popular.
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