jueves, 27 de agosto de 2020

Vinilo XXXIV– Hotel Calamaro – Andrés Calamaro (1984)



I

A comienzos de los 80 Andrés Calamaro ya era un músico destacado dentro de la movida del rock nacional. Desde muy chico había aprendido a tocar guitarra eléctrica y piano y todavía adolescente participó de muchas grabaciones y varias formaciones de bandas, algunas que terminarían teniendo mucho éxito. Cuando Miguel Abuelo, de regreso en el país, se decidió a armar en 1982 una nueva formación de Los Abuelos de la Nada, Calamaro ingresó como parte del proyecto tocando teclados. El grupo era un verdadero seleccionado: Cachorro López, Daniel Melingo, Gustavo Bazterrica y Polo Corbella. Su primer disco, Los Abuelos de la Nada (1982), producido nada más y nada menos que por Charly García, fue un suceso. El joven tecladista era la sorpresa de la banda, el hit más grande del disco, Sin Gamulán, había sido compuesto por él. Charly le puso el ojo enseguida y también empezó a tocar en su banda soporte. Al año siguiente, con la edición de Vasos y Besos (1983), Calamaro ya era una figura destacada y otra vez aportaba un éxito imbatible: Mil horas. La tentación de grabar un disco solista era irresistible. Compuso un conjunto de canciones bien inclinadas al pop y se rodeó de músicos amigos y un productor estrella, otra vez Charly, que por esa época era una imagen omnipresente en todos los estudios de grabación, siempre dispuesto a producir y ayudar a todas las nuevas apariciones. Nacía Hotel Calamaro (1984), primer opus de la futura estrella de la música popular argentina.

II

En su primer disco, Calamaro se aleja del sonido de Los Abuelos de la Nada, muy afín a lo que sonaba en ese momento. Todas las canciones que lo forman tienen un claro formato pop con un tono intimista bastante alejado de la pose festiva que la mayoría de las bandas nacidas en la primavera alfonsinista parecían querer mostrar. En ese momento Hotel Calamaro pasó casi desapercibido, pero algunos de sus temas lograron cierta difusión radial: Radio actividad radial, Otro amor en Avellaneda y Fabio Zerpa tiene razón. Para esta última, Calamaro llevó al mismo Fabio Zerpa, reconocido ufólogo, para que grabara un monólogo que incluyó al final del tema, un delirio entre inocente y bizarro, que habla de la presencia pacífica de extraterrestres entre los humanos. Los músicos que participan de la grabación son de primera línea: Pablo Guyot (guitarra), Alfredo Toth (bajo), Willy Iturri (batería), es decir los futuros GIT, más participaciones de David Lebón en un par de solos. Amor iraní es una grabación exclusiva entre Charly y Andrés. El disco es bastante irregular y con un sonido un poco apagado. Las letras son, en general, inconsistentes, y desnudan ciertos formas y trucos que Calamaro profundizaría en otros discos. La balada No me pidas que no sea un inconsciente, escrita junto a Marcelo Scornik, en una sociedad que seguiría dando sus frutos más adelante, es una hermosa canción que evoca los momentos más felices de Calamaro como compositor.

III

El título del disco hace obvia referencia al clásico disco Morrison Hotel, de la exitosa banda The Doors, y era un homenaje del autor a uno de sus ídolos, Jim Morrison. Más adelante, en su obra cumbre Alta suciedad (1997), el homenajeado sería otro de sus ídolos, Bob Dylan. La escucha del disco esconde dos curiosidades: está mezclado en mono, algo que estaba completamente en desuso para la época, y tiene un defecto en la velocidad de la grabación, está levemente acelerado. Calamaro aseguró en un reportaje del 2017 que esa aceleración no fue una buena idea y afectó el sonido de su voz. Ambas cosas quizás expliquen el sonido opaco y la voz por momentos chillona del cantante; el disco, a la distancia, no suena muy bien. Al momento de editarse Hotel Calamaro, Los Abuelos de la Nada estaban grabando en Ibiza Himno de mi corazón, último disco con la participación de Andrés en su formación. A partir de ahí emprendería una carrera solista a la que le costó demasiado arrancar y ser reconocida. Editaría más adelante dos discos en los que iría construyendo una imagen de songwriter más sólida: Vida Cruel (1985), otra vez con un tono intimista y, sobre todo, Por mirarte (1988). Este último, a pesar de su escasa repercusión, sería el primero enteramente producido por él y en donde conocería al guitarrista Ariel Roth, con quien formaría Los Rodríguez, una sociedad musical que les daría un inmenso éxito en España. Con Hotel Calamaro daba un primer paso tímido y no demasiado firme en su camino al Olimpo rockero argentino.

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