miércoles, 6 de mayo de 2020

Vinilo XXI - La Magia de Sandro - Sandro (1968)




I

Entre su rutilante aparición con Presentando a Sandro en 1964 y Espectacular en 1971, Sandro construyó una prolífica y exitosa carrera en Argentina y el resto de América. Nacido en la barriada de Valentín Alsina, en el corazón del conurbano bonaerense, su trabajo con el grupo Los de Fuego es una referencia ineludible para entender la génesis del rock cantado en español. La banda había nacido con un nombre estrafalario, Los caniches de Oklahoma, y en 1960 tenían un simple editado, un rock escrito totalmente en español por el mismo Sandro titulado Comiendo rosquitas calientes en Puente Alsina. Al año siguiente cambiaron su nombre a Los de Fuego y el mismo Sandro, que hasta ese momento era la primera guitarra, se hizo cargo de la voz. Influenciado por su ídolo Elvis Presley emprendía una carrera inigualable que lo convertiría rápidamente en una estrella. En 1965, todos conocían al grupo como Sandro y Los de Fuego, y en ese año frenético grabaron dos discos de gran éxito que hasta los llevó a la televisión, en ese entonces un privilegio para muy pocos.

II

Hacia fines de ese 1965 Sandro se enfrentó a la oportunidad de emprender una carrera solista. Dueño de una gran voz y de una presencia escénica inigualables, la compañía grabadora no tardó en proponerle salir de a poco del rock y empezar a incursionar en la canción melódica. Separado ya de Los de Fuego, graba un puñado de discos que lo catapultan a la fama, las presentaciones exitosas y las cifras increíbles de ventas de discos. Entre El sorprendente mundo de Sandro (1965) y Una muchacha y una guitarra (1968), el cantante y performer es ya una estrella de proyección internacional. Su sociedad compositiva con Oscar Anderle, quien además era su representante, se convirtió en una dupla imbatible creadora de una seguidilla de hits muy exitosos. Con la edición de cada nuevo disco, Sandro iba dejando de lado su impronta rockera para acercarse cada vez más a la balada romántica. La edición a fines de 1968 de La magia de Sandro, quizás sea el punto exacto en su carrera en donde todas esas cosas se dan al mismo tiempo. Deja de lado los covers y las composiciones de la dupla con Anderle ocupan todo el disco, desplegadas en doce grandes temas, algunos de ellos convertidos casi desde su misma edición en clásicos eternos.

III

La magia de Sandro está repleto de felicidades. Los Beatles les habían enseñado a todos los compositores de la época que daba mucho prestigio ser cantautor, tener un repertorio propio era un valor agregado, tal como lo demostraban desde Leonardo Favio hasta Roberto Carlos. La mágica alquimia de los autores, la extraordinaria interpretación de Sandro más la exacta ubicación de la orquesta de Jorge López Ruiz dieron en el blanco en cada tema de manera casi perfecta. El disco lo tenía todo: temas festivos y temas románticos, con aires de bossa nova, country, vals y baladas bien distribuidos e interpretados. El éxito masivo en Argentina y América fue inmediato y Sandro sentaba en este disco las bases sólidas que lo transformarían en un ícono de la canción popular. Tengo, Así, Penas, Penumbras, París ante tí; cada tema era un éxito y un clásico en sí mismo. A partir de este disco, Sandro, ya convertido en una máquina de éxitos, se erigía en una superestrella de la música y el cine, gran herramienta para que su imagen también se expandiera en toda América.
Las bases y columnas con las construyó su mito pueden verse en este disco: sencillez compositiva, perfecta interpretación y llegada popular. Pocos artistas pueden mostrar semejantes medallas.


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