lunes, 23 de noviembre de 2020

El enigma Carrascosa: el jugador que no quiso ser campeón mundial


Jorge el Lobo Carrascosa no era un jugador más de la Selección Nacional de fútbol que iba a participar del Campeonato Mundial que se jugaría en Argentina. Era un pilar del equipo, el principal referente de Menotti en el plantel y el capitán dentro y fuera de la cancha. Sin embargo, seis meses antes del comienzo del torneo, Carrascosa renuncia y se pierde la oportunidad de ser campeón mundial. La pregunta sigue flotando sin respuesta clara: ¿por qué lo hizo?

Jorge Carrascosa, 5 de Junio de 1977
Fotografía de Masahide Tomikoshi @tphoto
Jorge Carrascosa era el estereotipo del lateral de los 70, con una figura recia y un rostro serio que se coronaba con un bigote típico de la época. Debutó en Banfield, pasó por Rosario Central, en donde sería campeón en el Nacional 71 de la mano de Labruna, para finalmente recalar en Huracán. Dirigido por César Luis Menotti, sería capitán y figura en 1973 de uno de los equipos más recordados del fútbol argentino. Esas actuaciones lo llevarían a la Selección que disputó el Mundial 74 en Alemania, equipo que sería vapuleado por la mítica Holanda de Johan Cruyff. La llegada de Menotti a la Selección lo convertiría en capitán y referente del equipo que jugaría el Mundial 78 en Argentina. Después de ser titular en gran nivel en la famosa Serie Internacional que se jugó a manera de preparación durante el 77 en cancha de Boca, Carrascosa anuncia su renuncia a seguir participando de la selección. ¿Qué llevó al capitán del equipo a tomar semejante decisión? Durante años las especulaciones fueron la moneda corriente. El protagonista contribuyó a la situación con su silencio y su ambigüedad para responder a la pregunta que todos se hacían. 

El motivo más obvio que apareció sobre la mesa, aunque nadie lo expresaba abiertamente en esa época de terror, era su desacuerdo con la dictadura. Participar del Mundial era avalar el terrorismo de estado y sus nefastas consecuencias. Sin embargo, esto fue negado una y otra vez por el protagonista. Se especuló con que tenía militancia política y simpatía con Montoneros. La política no tiene nada que ver, declaró, tengo mis ideas, mis ideales de justicia, pero no tienen que ver con eso. Se habló de una pelea con Menotti. También fue totalmente descartado, el Flaco lo respetaba como nadie y a pesar del desplante de abandonar el barco faltando tan poco para el comienzo del mundial, siempre habló del Lobo como un hombre honesto e íntegro. Algunos integrantes del equipo deslizaron que se fue en desacuerdo con que participaran del plantel jugadores que residían en el exterior. Este motivo también fue desechado. El enigma seguía sin responderse pero nadie quería detenerse a escarbar demasiado, la “fiesta de todos” estaba demasiado cerca para arruinarla o mancharla con cuestiones secundarias, mejor seguir para adelante.

Conocida la noticia de su renuncia, Carrascosa desapareció de la escena. Era pleno verano a comienzo del 78, y las revistas deportivas del momento, El Gráfico y Goles, enviaron a sus periodistas a buscarlo y conocer la palabra más buscada. De vacaciones en Mar del Plata, parando en una playa no muy concurrida, fue difícil hallarlo y sacarle alguna declaración terminante. Dio reportajes a los dos medios, pero era como hablar sin decir nada, los motivos parecían ocultos y las respuestas eran muy vagas, el protagonista tenía decidido no dar títulos ni emitir frases contundentes ni polémicas. Pero asediado por el cronista de Goles, presionado para declarar algo fuerte, Carrascosa responde: “¿Qué querés? ¿Que me tenga que ir del país?”. Lejos de aclarar nada, la respuesta dejaba más dudas y las interpretaciones se multiplicaron. ¿Cuál era el motivo por el cual un jugador todavía joven, referente y capitán de un equipo, respetado por sus compañeros y el técnico, abandona la oportunidad profesional de su vida? Quizás la respuesta no había que buscarla en ese verano del 78 sino en la forma de vida y en las declaraciones previas que Carrascosa había hecho desde que debutara en primera.

Palabras de Jorge Carrascosa:

“Yo al fútbol lo quiero. Nadie se puede imaginar hasta qué punto. Pero lo quiero como lo quise, como lo jugué, a mi manera. Lejos de las influencias que pueden deteriorarlo en su verdadera esencia.”

“La imperiosa obligación de ganar, la urgencia del éxito, han ido deteriorando al fútbol como deporte. Puedo admitir ese desgaste por las influencias económicas que todo lo gobiernan, pero no lo comparto. Yo no admití que me estimulen con cosas raras para ganar un partido. Yo siempre quise jugar y no ser utilizado por otros designios.”

“Quise poner dignidad a mi vida de futbolista, manejarme con armas nobles, tratar de hacer las menores concesiones posibles. Si mi equipo para salir campeón tiene que recurrir a la incentivación, al soborno o la aplicación de estimulantes, yo me sentiría muy mal.”

"No se puede generalizar ni controlar individualmente a cada persona. Pero siempre que existe la alta competencia, por las presiones mismas, late la posibilidadde que alguien busque incentivo por otro lado. Yo siempre entendí el deporte como una competencia digna y leal más allá de cualquier resultado. Con esto quiero decir que a mí me interesaba ganar con armas leales."


Jorge Carrascosa se perdió la fiesta y la gloria, todo fue a parar a manos de los que participaron de aquel Mundial 78. Pero con los años la situación cambiaría, el triunfo fue casi escondido y despreciado, los héroes era ahora tildados de colaboracionistas. La figura de Carrascosa casi que podía erigirse, si el protagonista lo hubiese querido o propiciado, en la de un héroe de la denuncia o la resistencia. Sin embargo, su actitud fue más cautelosa que nunca, prefirió el silencio y evitó cualquier señalamiento o condena a sus ex compañeros. Al repasar sus palabras a lo largo de los años se puede ver la coherencia granítica que contenían. Nunca quiso ser un héroe: era sólo un hombre que quiso decir que no a un ambiente exitista, asfixiante y de mucha presión, en donde el jugador era un elemento de descarte que debía estar dispuesto a todo. Todo eso, además, en el marco de una dictadura sangrienta.

"Sé que mi renuncia ha quedado como un emblema, pero también sé que debo darle el lugar que tiene. Aquella renuncia puede ser entendida perfectamente si se analiza todo lo que hice y dije en el fútbol antes de renunciar."

Quizás acá resida la mayor grandeza de Jorge el Lobo Carrascosa: un hombre coherente que quiso y supo decir que no a la gloria más grande a que puede aspirar un jugador profesional, por el solo y gigante hecho de ser fiel a sí mismo.

Fuentes: Revista El Gráfico, Revista Goles, "Historia oral del Mundial 78" de Matías Bauso, Sudamericana, 2018.

   

3 comentarios:

Unknown dijo...

Excelente historia Sergio!
Coherencia en la actitud de Carrascosa, algo que no abunda por estas latitudes...

Sergio San Juan dijo...

Gracias por tu lectura. Abrazo.

Anónimo dijo...

Muy buena nota!