martes, 12 de mayo de 2020

Vinilo XXII - Grasa de las Capitales - Serú Girán (1979)



I

La recuperación del catálogo del sello Music Hall, propiedad de la empresa Sicamericana, en quiebra desde el año 1993, significó hace pocos años un hito trascendental dentro de las actividades del Instituto Nacional de la Música (INAM). El catálogo tenía más 2.500 discos de artistas nacionales cuyos masters se encontraban arrumbados en un depósito judicial. Los músicos no podían acceder a su propia obra ni tenían los derechos para publicar sus discos en el formato que quisieran. Luego de largas gestiones ante el juzgado que entendía en la causa, el INAM pudo hacerse de los masters y emprendió un plan de recuperación de esa obra inmensa y casi perdida. Se comenzó un proceso de digitalización, para que cada artista disponga de su obra y se abra la posiblidad de una reedición. Serú Girán, la emblemática banda del rock nacional, había editado su dos primeros discos en Sazam Records, uno de los sellos de Music Hall. De vuelta en manos de sus autores, Pedro Aznar se propuso remasterizar bajo los mejores estándares disponibles a la Grasa de las Capitales (1979), su segundo disco y el que los haría ingresar al panteón de las más grandes bandas argentinas de todos los tiempos. Pero antes de contar los resultados del edición 40° Aniversario del disco, repasemos un poco de la historia de su factura. 

II

El primer disco de la banda, Serú Girán (1978), no estuvo exento de numerosas controversias. Charly García y David Lebón se habían radicado a principios de ese año en Buzios, Brasil, dispuestos a componer y alejarse del aire enrarecido de Buenos Aires. Al poco tiempo se les sumaron un jovencísimo Pedro Aznar y el todo terreno Oscar Moro. A pesar de las muchas dificultades económicas que los acechaban congeniaron rápidamente como grupo y compusieron un puñado de canciones que podían transformarse en un disco. Producidos por el legendario Billy Bond y acompañados en algunos temas por una orquesta de veinticuatro músicos, Serú Girán grabó un disco muy incomprendido y mal recibido por la crítica y el público. La música y la poesía del nuevo grupo de Charly García no encajaba en el clima social y artístico de la Argentina de la dictadura. Desde su ida a Brasil, el ex Sui Generis era blanco de una campaña que buscaba mostrarlo como un bicho raro alejado del clima social y de lo que el público buscaba. La presentación del disco en Obras casi termina en una batahola. Les arrojaron pilas cuando intentaron parodiar a la música disco; Buenos Aires no era un lugar para metáforas. La crítica los despedazó y el público los ninguneaba.
Charly no iba a amilanarse ante ese contexto, más bien que la situación actuó como un incentivo. Ajustó su enorme antena de artista popular de cara a la sociedad y se dispuso a grabar un segundo opus en donde la banda reflejara sin concesiones lo que estaba pasando. Nacía la Grasa de la Capitales.

III

Entre julio y agosto de 1979 en los míticos estudios ION, Serú ingresaba a grabar su segundo disco con la asistencia del histórico asistente de grabación Amílcar Gilabert. La idea era respetar el sonido de la banda, grabando casi todo en directo, sin sobregrabaciones, en una consola de 24 canales, muy buena para la época. La perfecta sintonía entre Gilabert y García, es otros de los secretos de lo bien logrado que está el sonido del disco, además de la soberbia interpretación de los cuatro músicos. Serú Girán era una banda que tenía muchísimas horas de ensayo y buscaba tener un profesionalismo en escena que no se veía por esa época en Argentina. Además de virtuosismo en el manejo de sus instrumentos, buscaban trabajar las armonizaciones vocales y el ensamble del sonido como nadie por estas tierras.
El concepto del disco nacía de la cabeza genial de Charly. La grasa apuntaba al consumo cultural de la clase media porteña, aunque el músico declarara que como concepto podía aplicarse a cualquier capital del mundo. Apuntaba a la gente careta y el “no se banca más” podía ser utilizado en varios sentidos, siendo el más obvio el que apuntaba al clima opresor de la dictadura, aunque lo más visible haya sido el cuestionamiento al medio pelo argentino. Serú había recibido una crítica despiadada a una de sus presentaciones en donde el periodista se preguntaba si eran los dobles de los músicos los que tocaban. Un diario, además, había publicado un perfil de Charly muy polémico con el título de “¿Ídolo o qué?” García juntó todo eso en los que sería una de las tapas más icónicas del rock nacional, parodiando a la portada del revista Gente, portavoz de ese medio pelo y férrea defensora del régimen militar, en donde los cuatro músicos aparecían caracterizados como un oficinista (Aznar), un rugbier (Lebón), un playero de estación de servicio (Charly) y un carnicero (Moro). Los títulos restantes se reían de los todos los tópicos de la tilinguería que mostraba la revista.

IV

Las nueve canciones del disco eran de una confección de alto vuelo. El grupo dejaba de lado las orquestaciones y las letras se volvían más directas y emotivas. El disco rompía ya de entrada con todo el pasado con unas líneas a capella que plantaban bandera: “Qué importan ya tus ideales, qué importa tu canción, la grasa de las capitales cubre tu corazón”. El tema resumía en cuatro minutos el concepto del disco: crítica feroz, varios géneros musicales, arreglos progresivos, solo de batería. En el “no se banca más” se resumía todo: el caretaje, la dictadura y los medios. Un fresco perfecto en pleno patriotismo mundialista. A partir de ahí el disco tocará cimas que lo convertirían en clásico.
Lebón canta en plano folk San Francisco y el Lobo con un poético llamado a la rebelión. García, el gran músico popular argentino, vuelve a la carga con Perro andaluz, un tema sobre una separación desde otro ángulo, con la banda en una performance soberbia y un gran trabajo de Aznar en el bajo. El jazz rock los toma por asalto en Frecuencia Modulada, en donde se burlan de la música comercial. El lado A termina con un tema solista de Pedro Aznar, Paranoia y soledad; el bajista, que sólo tenía 19 años, hace un pintura breve y perfecta de un estado de ánimo colectivo. Asombroso. El dúo García – Lebón inaugura el lado B con Noche de perros, en dónde el sentimiento individual de abandono es una perfecta metáfora de lo que le pasaba al resto de la sociedad. García contribuye con una de sus mejores páginas, Viernes 3 A.M., para muchos su mejor canción, que fuera censurada por instigación al suicidio. La dictadura no entendía de metáforas.
En el tramo final aparece quizás la canción más escondida del disco, Los sobrevivientes, un tango a lo García, con referencias a Piazzolla. Cerrando el disco se escucha Canción de Hollywood, con un temática recurrente en varios temas de Charly, la ilusión del cine y sus artistas. Sobre el final del tema el bajo de Aznar cita algunos acordes de The lamb lies down on Broadway, tema de Genesis, banda de referencia para Serú Girán.

V

La remasterización realizada por Pedro Aznar y el ingeniero de sonido Ariel Lavigna fue hecha sobre una copia de resguardo del master original rescatado por la INAM. El trabajo es excepcional, no sólo por el detalle de todas las sutilezas de la grabación que ahora pueden escucharse con claridad, sino porque se respetó el sonido de la época, muy de los 70, no dejando que se pierda la calidez de la grabación en el proceso de digitalización. Una verdadera proeza. Otro hallazgo es la reproducción del arte de tapa, parte indisoluble del concepto del disco, con un sobre interior rediseñado a partir de fotografías descartadas en la sesión original de fotos para la edición del disco, a cargo de Rubén Andón. Esta edición de lujo 40° Aniversario de la Grasa de las Capitales, que además del vinilo trae una copia del disco en cd, es un gran acontecimiento que premia un disco clásico de la que quizás sea la banda de rock argentina más grande todos los tiempos.


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