I
Desde que
anunciara, en los primeros meses de 1975, que su etapa como frontman
de Genesis, vaca sagrada del rock progresivo, estaba terminada, Peter
Gabriel comenzó a construir una carrera solista que le daría un
prestigio inmenso en la crítica y el público. Si había alguien
dentro de la industria musical del rock que podía ostentar con
autoridad el rótulo de artista era él. Había editado cuatro
álbumes en donde había consolidada un estilo muy particular, en
donde su extraordinaria capacidad interpretativa y el riesgo
artístico se combinaban de manera casi perfecta. En lo que
significaba una verdadera rareza, sus discos no tenían nombre, se
los identificaba por la portada, aunque con el tiempo todos
recibieron como seña una palabra para distinguirlos. Car
(1977), Scratch (1978), Melt (1980) y Security
(1982) habían cimentado un prestigio firme y sólido. Pero mientras
Genesis se iba convirtiendo como banda en un fenómeno masivo, los
discos de Gabriel tenían un público fiel pero no lograban el éxito
mundial y extendido que su talento insinuaba. Después de tomarse un
tiempo de experimentación y análisis, Peter Gabriel decidió
simplificar un poco sus composiciones, orientó su música hacia un
cierto tipo de pop sofisticado y armó un equipo de trabajo que era
un verdadero seleccionado de músicos y cantantes sensacionales.
II
Peter Gabriel había
decidido que su quinto álbum tampoco iba a llevar nombre, pero esta
vez, la compañía grabadora no estuvo tan de acuerdo, había
invertido mucho dinero en la producción. Ponerle un título al disco
era una parte esencial de la estrategia de difusión. El músico
peleó todo lo que pudo por mantener su postura, pero finalmente,
decidió titularlo con una lacónico So y puso en la tapa su
rostro en forma límpida, a contrapelo del trabajado arte de tapa que
tenían sus discos anteriores. Desde la tapa misma, todo indicaba un
cambio de rumbo. La edición del disco en mayo de 1986 transformaría
la imagen de Gabriel en una estrella mundial.
Coproducido junto a
Daniel Lanois, que venía de trabajar con Brian Eno y U2, entre
otros, So tenía un sonido límpido y novedoso. La banda era
insuperable: David Rhodes (guitarras), Tony Levin (bajo), Manu Katché
(batería), más otro puñado de colaborares de lujo, le dieron a los
temas del disco un lustre que marcaría una época. El comienzo con
Red Rain, con un gran sonido ochentoso lleno de teclados, nos
marca por dónde estaba yendo la cosa. La voz de Gabriel suena
espectacular, rugosa y perfecta. El track dos es nada más y nada
menos que Sledgehammer, mega hit que se convirtió en número
uno en casi en todo el mundo. Su impresionante video, realizado con
la técnica del stop motion, fue multipremiado y su altísima
rotación en la cadena MTV es uno de los motivos del gran éxito que tuvo el tema.
La emotiva Don't give up, a dúo con la extraordinaria
cantante Kate Bush, es otro gran punto alto del disco, una balada que
es casi un diálogo de una pareja en dónde una parte sostiene el
declive de la otra. That Voice Again, con el gran Steward
Copeland en la batería, cierra el lado A.
En
Mercy Street, una
bello tema repleto de clima y sugestión, logra uno de sus mejores
composiciones. Big Time,
otro tema funky y bailable, muestra la banda sonando en forma
increíble y el artista vuelve a impresionar con un video de difusión
de impecable factura. Después de llegar a estas cimas, el disco
muestra algo de experimentación sonora con We do what
we'retold y This is
the picture, este último con la
trascendente colaboración de la artista norteamericana Laurie
Anderson. El cierre es con la
bella y exitosa In your eyes,
cantada con la colaboración del senegalés Youssou N´Dour. El disco
era una bomba de sonido e imagen con altísima rotación en radio y
televisión. Peter Gabriel vivía por fin el momento de convertirse
en una megaestrella.
III
A
caballo de este éxito inédito, el ex Genesis emprende una gira
mundial de largo alcance. Como lo hacía desde principios de los
setenta, el concierto era un espectáculo integral en donde podía
desplegar sus dotes histriónicas de gran intérprete. Con dirección
de Michael Chapman y producción del gran Martin Scorsese, filma con
un gran despliegue una presentación de la gira en Atenas. En 1989
sería presentado con el nombre de P.O.V. (Point of view) material de
esa filmación, intercalado con imágenes inéditas del backstage y
fragmentos documentales alusivos a las temáticas de las canciones.
Es una muestra generosa de cómo el arte de Peter Gabriel abarcaba
mucho más que un puñado de canciones perfectamente grabadas y
ejecutadas. Músico transgresor, innovador, profundo, nos dejaba en
So un perfecto
documento de su búsqueda inquieta de nuevas sonoridades. Referente
de la llamada world music
y su inserción en los géneros occidentales, su figura lograba con
este gran disco reunir un prestigio y una fama que no lo abandonarían
más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario