I
Después de dos hazañas mayúsculas
—Almendra y Pescado Rabioso— Luis Alberto Spinetta
se propuso lograr un sonido que resumiera todas sus búsquedas
artísticas. Su deseo era amalgamar la canción impregnada del sonido
de Buenos Aires de su primera banda con la electricidad poética de
la segunda. Para eso decidió crear un grupo que reuniera todas esas
inquietudes musicales. Así nacía Invisible; primero como trío, de
la mano de los ex Pappo's Blues Pomo Lorenzo y Machi
Rufino, luego como cuarteto, con la incorporación de un casi
adolescente Tomás Gubitsch en guitarra.
Invisible grabó dos grandes discos
como trío: el primero sería Invisible (1974) y luego Durazno
Sangrando (1975), hoy considerados clásicos. Para el tercer
opus, Spinetta decidió incorporar a un muchachito 18 años que sería
la segunda guitarra del grupo, volcando cada vez el sonido a una
rara, única y bella mezcla de jazz rock y tango. En los viejos
estudios de la CBS, Invisible grababa en los primeros meses de un
nefasto 1976, El Jardín de los Presentes, que sería
considerado una verdadera obra maestra.
II
II
La precisión interpretativa de la
nueva formación de Invisible pronto la transformó en un supergrupo
que aglutinaba en su música claras raíces tangueras con pasajes
instrumentales de tonos jazzísticos, dejando de lado la distorsión
de Pescado Rabioso, por ejemplo. El sonido de la segunda guitarra, a
cargo del joven Gubitsch, le dió riqueza y profundidad a la banda.
El guitarrista tenía una fuerte formación que venía del jazz y al año
siguiente pasaría a formar parte del octeto de Astor Piazzolla. El
tango pasaba a formar una alianza con el rock que sería desarrollada
más adelante por otros músicos del palo.
El comienzo del disco es con la
extraordinaria El Anillo del Capitán Beto, la porteñísima
historia de un colectivero vuelto viajero espacial atrapado en la más
triste soledad. Una tema emblemático en la prolífica discografía
de Spinetta. Pero las sorpresas no terminaban con ese arranque
perfecto. La bellísima Los libros de la buena memoria, otra
canción spinettiana de cabo a rabo, tocaba otra cima. En Alarma
entre los Ángeles y en Qué ves el cielo se pueden ver al progresivo fusionado con el jazz en toda su dimensión. El lado B
arrancaba con la misma temática, con grandes participaciones de todos los músicos en Ruido de Magia y en Doscientos años,
esta vez con la banda claramente
inclinadas hacia el jazz rock.
Pero
Spinetta se reservaba el cierre del disco para dos gemas: la emotiva
y poética Perdonado (niño condenado)
y Las golondrinas de Plaza de Mayo.
En Perdonado, nuestro héroe escribe una página eterna con la banda
en la cima de sus posibilidades interpretativas. Arte puro en el
momento más negro de nuestra descolorida república.
III
III
Publicado
a mediados de 1976, el disco fue recibido con excelentes críticas y
éxito inmediato. El arte de tapa fue diseñado por el fotográfo
Eduardo Martí, gran amigo de Spinetta, y el diseño del sobre
interior estuvo a cargo del mítico Juan Gatti, autor de grandes
tapas del rock nacional.
El Jardín de los Presentes
fue presentado en un Luna Park completo en agosto de ese año y
Spinetta vivía un momento de gran popularidad. Su reconocimiento era
tal que hasta fue invitado a participar en la famosa tapa que todos
los años la revista Gente hacía con los personajes del año, en
épocas en donde el rock nacional no era reconocido en forma masiva.
Spinetta parecía no tener techos ni límites en la expansión de su
arte. Con sólo 26 años ya era una leyenda.
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