I
Los discos en vivo tuvieron y tienen un encanto y un atractivo particulares. Antes de la era digital y los downlands ilegales o gratuitos, la industria discográfica retroalimentaba ganancias con estos registros que permitían combatir las ediciones piratas de conciertos y se transformaban en especies de greatest hits. Para cualquier artista, alcanzar a grabar un disco en vivo significaba lograr un status de reconocimiento del mercado y del público. La mayoría de estas grabaciones eran mezcladas y mejoradas en el estudio, recibiendo una mano de barniz que les daba brillo y protección, pero que a veces ocultaban la cruda y verdadera naturaleza de lo que se quería mostrar. A pesar de ello, muchos de estos discos son hitos que ocupan lugares centrales en la discografía de un artista. El rock sinfónico en general y Genesis en particular tienen grandes discos en vivo, pero Seconds Out es y será un clásico eterno de la música popular del siglo XX y una de las más grandes grabaciones en vivo de todos los tiempos.
Los discos en vivo tuvieron y tienen un encanto y un atractivo particulares. Antes de la era digital y los downlands ilegales o gratuitos, la industria discográfica retroalimentaba ganancias con estos registros que permitían combatir las ediciones piratas de conciertos y se transformaban en especies de greatest hits. Para cualquier artista, alcanzar a grabar un disco en vivo significaba lograr un status de reconocimiento del mercado y del público. La mayoría de estas grabaciones eran mezcladas y mejoradas en el estudio, recibiendo una mano de barniz que les daba brillo y protección, pero que a veces ocultaban la cruda y verdadera naturaleza de lo que se quería mostrar. A pesar de ello, muchos de estos discos son hitos que ocupan lugares centrales en la discografía de un artista. El rock sinfónico en general y Genesis en particular tienen grandes discos en vivo, pero Seconds Out es y será un clásico eterno de la música popular del siglo XX y una de las más grandes grabaciones en vivo de todos los tiempos.
II
La partida de Peter Gabriel de la banda había
significado un duro golpe y un enorme desafío para los sobrevivientes de Genesis. La ecuación se saldó con la
edición de dos discos de estudio memorables, A trick of the tail y Wind
& Wuthering, y la incorporación para los shows de un baterista que
permitiera a Phil Collins ocuparse de la voz principal. En primera instancia
ese rol fue cubierto por el legendario Bill
Bruford, integrante de Yes y King
Crimson, cuya paso resultó efímero, para luego dar lugar a Chester Thompson, que se quedaría por
años con el puesto. Aceitados como banda como nunca lo habían estado, seguros
tras el éxito de los dos primeros discos post Gabriel, con Collins cada vez más
firme como frontman, Genesis decide
editar un doble en vivo al que llamaría Seconds
Out, en referencia a la célebre frase utilizada en boxeo para indicar que
la pelea va a comenzar y el boxeador quedará solo en el ring sin ningún soporte
extra.
III
El disco doble fue grabado casi íntegramente
en París entre el 11 y el 14 junio de 1977. Para entonces las presentaciones
del grupo habían crecido en fama apoyadas en grandiosos performances
individuales y una presentación lumínica inédita que acentuaba el siempre
latente dramatismo de su música. El logro magnífico de este documento sonoro es
que muchas de las grabaciones sonaban superiores a sus originales de estudio.
Basta escuchar Robbery, assault and
battery, por ejemplo o el trascendental instrumental Los Endos, que se transformaría en un clásico perenne de sus
presentaciones en vivo. Las gemas del disco, ejecutadas magistralmente, eran dos clásicos temas de Selling England by
the pound; la banda luce insuperable en Firth oh fith —con Tony Banks y Steve
Hackett en estado de gracia— y Cinema
show, única grabación del disco con Bill Bruford en la batería. Quizás las
mejores grabaciones de rock progresivo jamás escuchadas.
IV
Hay más felicidades en la escucha
de Seconds Out: la potente y
lacrimosa Squonk, la emblemática y
eterna The Carpet Crawl, la canción
emblema The lamb lies down on Bradway, empalmada
con la sección final de una gema del rock teatral que Genesis encarnaba como ninguna otra banda, la
dramática The musical box. Y el
mágico quinteto —Tony Banks, Mike Rutherford, Phil Collins, Steve Hackett y
Chester Thompson— se anima a reservar una de las cuatro caras de los discos
para incluir completa la miniópera Supper´s
ready, de más de 20 minutos de duración, en donde se condensan todas las virtudes interpretativas y de composición de una
grupo clave de la progresiva inglesa y que con los años, se transformaría en
una vaca sagrada del rock sinfónico. Genesis
dejaba grabado en Seconds out uno de
los mojones mágicos y eternos de su extensa trayectoria, hoy ya convertida en
leyenda de la música popular.
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