domingo, 27 de agosto de 2023

Grandes Canciones 12 - Penumbras - Sandro (1968)


Para 1968 Sandro se encontraba ante un punto de inflexión en su carrera artística. Su trabajo con el grupo Los de Fuego es una referencia ineludible para entender como fue que se gestó el rock en español. A cargo de la voz principal e influenciado por su ídolo Elvis Presley emprendió una carrera inigualable que lo va a convertir en una estrella. A fines del 65 se le presenta en bandeja de plata la oportunidad de emprender una carrera solista. Dueño de una gran voz y con una presencia escénica extraordinaria, la compañía grabadora lo persuadió de abandonar en forma lenta el rock y empezar a incursionar en la balada romántica. Entre la edición de El sorprendente mundo de Sandro (1965) y Una muchacha y una guitarra (1968) el cantante y performer se convierte en una estrella de proyección internacional. Descansando en la sociedad compositiva que intregraba junto a Oscar Alderle, su mánager y amigo personal, deja de lado los covers y edita La magia de Sandro, integrado por doce grandes temas escritos por la dupla, convertidos en ese mismo momento en clásicos de la música popular argentina.

La magia de Sandro está repleto de felicidades. La mágica alquimia de los autores, la extraordinaria interpretación de Sandro más la exacta ubicación de la orquesta de Jorge López Ruiz dieron en el blanco en cada tema de manera casi perfecta. El disco lo tenía todo: temas festivos y temas románticos, con aires de bossa nova, country, vals y baladas bien distribuidos e interpretados. El éxito masivo en Argentina y América fue inmediato y Sandro sentaba en este disco las bases sólidas que lo transformarían en un ícono de la canción popular. El primer simple editado contenía en los hechos dos lados A: Penumbras, una balada sensacional, y Tengo, un rock (o shake, como lo detalla la info en la etiqueta del vinilo). A partir de este disco, Sandro, ya convertido en una máquina de éxitos, se erige en una superestrella de la música y el cine, gran herramienta para que su imagen también se expandiera en toda América. Las bases y columnas con las construyó su mito pueden verse en estos dos temas: sencillez compositiva, perfecta interpretación y llegada popular. Pocos artistas pueden mostrar semejantes medallas.

La noche se perdió en tu pelo,
la luna se aferró a tu piel
y el mar se sintió celoso.
Y quiso en tus ojos estar él también.

Tu boca sensual, peligrosa,
tus manos la dulzura son.
Tu aliento fatal, fuego lento
Que quema mis ansias y mi corazón.

Ternura que sin prisa pura,
caricias que brinda el amor.
Caprichos muy despacio dichos
entre la penumbra de uso interior.
Tomado de AlbumCancionYLetra.com
Te quiero y ya nada importa
La vida lo ha dictado así
Si quieres, yo te doy el mundo
Pero no me pidas que no te ame así.

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