I
La recuperación
del catálogo del sello Music Hall, propiedad de la empresa
Sicamericana, en quiebra desde el año 1993, significó hace pocos
años un hito trascendental dentro de las actividades del Instituto
Nacional de la Música (INAM). El catálogo tenía más 2.500 discos
de artistas nacionales cuyos masters se encontraban arrumbados
en un depósito judicial. Los músicos no podían acceder a su propia
obra ni tenían los derechos para publicar sus discos en el formato
que quisieran. Luego de largas gestiones ante el juzgado que entendía
en la causa, el INAM pudo hacerse de los masters y emprendió
un plan de recuperación de esa obra inmensa y casi perdida. Se
comenzó un proceso de digitalización, para que cada artista
disponga de su obra y se abra la posiblidad de una reedición. Serú
Girán, la emblemática banda del rock nacional, había editado
su dos primeros discos en Sazam Records, uno de los sellos de Music
Hall. De vuelta en manos de sus autores, Pedro Aznar se propuso
remasterizar bajo los mejores estándares disponibles a la Grasa
de las Capitales (1979), su segundo disco y el que los haría
ingresar al panteón de las más grandes bandas argentinas de todos
los tiempos. Pero antes de contar los resultados del edición 40°
Aniversario del disco, repasemos un poco de la historia de su
factura.
II
El primer disco de
la banda, Serú Girán (1978), no estuvo exento de numerosas
controversias. Charly García y David Lebón se habían radicado a
principios de ese año en Buzios, Brasil, dispuestos a componer y
alejarse del aire enrarecido de Buenos Aires. Al poco tiempo se les
sumaron un jovencísimo Pedro Aznar y el todo terreno Oscar Moro. A
pesar de las muchas dificultades económicas que los acechaban
congeniaron rápidamente como grupo y compusieron un puñado de
canciones que podían transformarse en un disco. Producidos por el
legendario Billy Bond y acompañados en algunos temas por una
orquesta de veinticuatro músicos, Serú Girán grabó un disco muy
incomprendido y mal recibido por la crítica y el público. La música
y la poesía del nuevo grupo de Charly García no encajaba en el
clima social y artístico de la Argentina de la dictadura. Desde su
ida a Brasil, el ex Sui Generis era blanco de una campaña que
buscaba mostrarlo como un bicho raro alejado del clima social y de lo
que el público buscaba. La presentación del disco en Obras casi
termina en una batahola. Les arrojaron pilas cuando intentaron
parodiar a la música disco; Buenos Aires no era un lugar para
metáforas. La crítica los despedazó y el público los ninguneaba.
Charly no iba a
amilanarse ante ese contexto, más bien que la situación actuó como
un incentivo. Ajustó su enorme antena de artista popular de cara a
la sociedad y se dispuso a grabar un segundo opus en donde la banda
reflejara sin concesiones lo que estaba pasando. Nacía la Grasa
de la Capitales.
III
Entre julio y
agosto de 1979 en los míticos estudios ION, Serú ingresaba a grabar
su segundo disco con la asistencia del histórico asistente de
grabación Amílcar Gilabert. La idea era respetar el sonido de la
banda, grabando casi todo en directo, sin sobregrabaciones, en una
consola de 24 canales, muy buena para la época. La perfecta sintonía
entre Gilabert y García, es otros de los secretos de lo bien logrado
que está el sonido del disco, además de la soberbia interpretación
de los cuatro músicos. Serú Girán era una banda que tenía
muchísimas horas de ensayo y buscaba tener un profesionalismo en
escena que no se veía por esa época en Argentina. Además de
virtuosismo en el manejo de sus instrumentos, buscaban trabajar las
armonizaciones vocales y el ensamble del sonido como nadie por estas
tierras.
El concepto del
disco nacía de la cabeza genial de Charly. La grasa apuntaba al
consumo cultural de la clase media porteña, aunque el músico
declarara que como concepto podía aplicarse a cualquier capital del
mundo. Apuntaba a la gente careta y el “no se banca más”
podía ser utilizado en varios sentidos, siendo el más obvio el que
apuntaba al clima opresor de la dictadura, aunque lo más visible
haya sido el cuestionamiento al medio pelo argentino. Serú había
recibido una crítica despiadada a una de sus presentaciones en donde
el periodista se preguntaba si eran los dobles de los músicos los
que tocaban. Un diario, además, había publicado un perfil de Charly
muy polémico con el título de “¿Ídolo o qué?” García juntó
todo eso en los que sería una de las tapas más icónicas del rock
nacional, parodiando a la portada del revista Gente, portavoz de ese
medio pelo y férrea defensora del régimen militar, en donde los
cuatro músicos aparecían caracterizados como un oficinista (Aznar),
un rugbier (Lebón), un playero de estación de servicio (Charly) y
un carnicero (Moro). Los títulos restantes se reían de los todos
los tópicos de la tilinguería que mostraba la revista.
IV
Las nueve canciones
del disco eran de una confección de alto vuelo. El grupo dejaba de
lado las orquestaciones y las letras se volvían más directas y
emotivas. El disco rompía ya de entrada con todo el pasado con unas
líneas a capella que plantaban bandera: “Qué importan
ya tus ideales, qué importa tu canción, la grasa de las capitales
cubre tu corazón”. El tema resumía en cuatro minutos el
concepto del disco: crítica feroz, varios géneros musicales,
arreglos progresivos, solo de batería. En el “no se banca más”
se resumía todo: el caretaje, la dictadura y los medios. Un fresco
perfecto en pleno patriotismo mundialista. A partir de ahí el disco
tocará cimas que lo convertirían en clásico.
Lebón canta en
plano folk San Francisco y el Lobo con un poético llamado a
la rebelión. García, el gran músico popular argentino, vuelve a la
carga con Perro andaluz, un tema sobre una separación desde
otro ángulo, con la banda en una performance soberbia y un gran
trabajo de Aznar en el bajo. El jazz rock los toma por asalto en
Frecuencia Modulada, en donde se burlan de la música
comercial. El lado A termina con un tema solista de Pedro Aznar,
Paranoia y soledad; el bajista, que sólo tenía 19 años,
hace un pintura breve y perfecta de un estado de ánimo colectivo.
Asombroso. El dúo García – Lebón inaugura el lado B con Noche
de perros, en dónde el sentimiento individual de abandono es una
perfecta metáfora de lo que le pasaba al resto de la sociedad.
García contribuye con una de sus mejores páginas, Viernes 3
A.M., para muchos su mejor canción, que fuera censurada por
instigación al suicidio. La dictadura no entendía de metáforas.
En el tramo final
aparece quizás la canción más escondida del disco, Los
sobrevivientes, un tango a lo García, con referencias a
Piazzolla. Cerrando el disco se escucha Canción de Hollywood,
con un temática recurrente en varios temas de Charly, la ilusión
del cine y sus artistas. Sobre el final del tema el bajo de Aznar
cita algunos acordes de The lamb lies down on Broadway, tema
de Genesis, banda de referencia para Serú Girán.
V
La remasterización
realizada por Pedro Aznar y el ingeniero de sonido Ariel Lavigna fue
hecha sobre una copia de resguardo del master original rescatado por
la INAM. El trabajo es excepcional, no sólo por el detalle de todas
las sutilezas de la grabación que ahora pueden escucharse con
claridad, sino porque se respetó el sonido de la época, muy de los
70, no dejando que se pierda la calidez de la grabación en el
proceso de digitalización. Una verdadera proeza. Otro hallazgo es la
reproducción del arte de tapa, parte indisoluble del concepto del
disco, con un sobre interior rediseñado a partir de fotografías
descartadas en la sesión original de fotos para la edición del
disco, a cargo de Rubén Andón. Esta edición de lujo 40°
Aniversario de la Grasa de las Capitales, que además del
vinilo trae una copia del disco en cd, es un gran acontecimiento que
premia un disco clásico de la que quizás sea la banda de rock
argentina más grande todos los tiempos.