Rick Wakeman es considerado en forma casi unánime como el más grande tecladista de rock sinfónico de todos los tiempos (digo casi unánime porque soy unos de los que piensan que el mejor es Tony Banks). El legendario tecladista de Yes es además una verdadera estrella de rock: alto, pelo largo y rubio, trajes vistosos pegados al cuerpo y largas capas principescas que lo convertían en un personaje histriónico y llamativo.
Pero Wakeman no es sólo esa imagen: tiene una técnica prodigiosa en velocidad y precisión y sus solos registrados en aquellos legendarios discos de Yes son el arquetipo de lo que un tecladistas sinfónico con ínfulas de compositor clásico debía hacer. Si le daba el cuero. Y a nadie le daba el cuero como el bueno de Rick. El platinado tuvo, además, una exitosa carrera solista, fruto de otras épocas y otros gustos musicales que llevaron a que el álbum que nos ocupa, editado en 1973, ocupara por varias semanas el puesto número uno en ventas en Inglaterra.
Las seis esposas de Enrique VIII es un disco completamente instumental compuesto por seis piezas que llevan por nombre cada una de estas desdichadas damas: Catalina de Aragón, Ana de Cleves, Catalina Howard, Juana Seymour, Ana Bolena y Catalina Parr. La obra es una muestra integral del talento de este músico gigante; hay aquí melodías bellísimas, improvisaciones lúcidas, un manejo increíble de los teclados y una pretensión de grandiosidad que es el sello distintivo de su estilo. Wakeman aclara en la contratapa del disco: "Este álbum está basado en mis interpretaciones de las características musicales de las esposas de Enrique VIII. Aunque el estilo pueda no coincidir con su historia personal, es mi concepción de sus personalidades con relación a los intrumentos de teclados". Verdadero o falso, en la aventura lo acompañan algunos de sus amigos de Yes como Chris Squire, Steve Howe y Bill Bruford.
El hombre de los mil teclados quiso repetir la hazaña con otros discos inmensos: Viaje al Centro de la Tierra y Mitos y Leyendas del Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda son sólo algunos de los ejemplos más grandes. Sin embargo Las seis esposas de Enrique VIII sigue ocupando la más alta cumbre de toda su obra.
3 comentarios:
Para un profano (por no decir ignorante) en asuntos de rock sinfónico, el texto es muy interesante y da muchas ganas de escucharlo. De hecho, me pongo a buscarlo ahora mismo.
Gracias, Sergio, por compartir -de un modo tan lúcido- tus pasiones.
Gracias por la lectura, no te vas a arrepentir de explorar ese mundo musical un poco perdido en el tiempo.
tony banks el mejor. lejos
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