Una lectura de Dirigentes, decencia y wines, Antología de
la obra periodística de Dante Panzeri, edición a cargo de Matías Bauso
Las crónicas periodísticas suelen perderse en la vorágine de
lo volátil, lo efímero, lo intrascendente. Las crónicas periodísticas
deportivas son, quizás, mucho más frágiles todavía, sobre todo en estas épocas
globalizadas en donde el deporte está omnipresente en cada día de nuestras
vidas y los resultados y las competencias se suceden unos tras otros. Como a
todo ejercicio literario las salvan del olvido la trascendencia histórica del
suceso y el estilo del narrador. Si a eso le sumamos una ética a prueba de
balas y una coherencia granítica a lo largo de 40 años de vida profesional, la
obra periodística de ese autor será esencial para comprender los hechos que
narra y las circunstancias que lo rodearon. Este trabajo de investigación de Matías
Bauso que recopila algunas de las notas emblemáticas, olvidadas o perdidas de
Dante Panzeri, es un acto de amor a la profesión periodística y una declaración
de admiración a la figura del autor, un tipo recto, directo, único, prolífico,
polémico y cuestionador. Muchas veces citado, muy pocas veces leído, Panzeri es
una leyenda que la lectura de sus artículos hará más grande aún.
La actividad periodística de Panzeri fue impresionante.
Durante más de cuarenta años publicó entre seis y ocho notas semanales en todas
las publicaciones en que trabajó, además de las columnas de opinión en radio o
televisión —que guionaba meticulosamente— y los comentarios de cientos de partidos
en las principales radios del país. Un corpus gigante que el compilador se
permite calcular en más de 15.000 colaboraciones. ¿Qué elegir entre esa
increíble producción? Bauso pone la lupa con sabiduría en las obsesiones
recurrentes de Panzeri: el juego propiamente dicho, la dirigencia, sus notas en
El Gráfico, su prédica constante
contra los DT, los Mundiales, su visión sobre otros deportes, su odios
militantes, guiones para radio y columnas televisivas, la ética periodística.
En todas ellas Dante Panzeri es cristalino y contundente; también testarudo y
obsesivo, implacable y dogmático. No veía nada épico en el deporte, odiaba las
entrevistas a los protagonistas, era implacable con sus enemigos. Su estilo era
barroco, enredado y muchas veces repetitivo. Solía escribir líneas enteras en
mayúscula para subrayar algún concepto. Pero escribiera donde lo hiciera —desde
El Gráfico hasta Así, desde el diario El Día
hasta la revista Satiricón—, su
huella es tan profunda que pocos dudarían en llamarlo el más grande periodista
deportivo argentino. Esta antología está llena de evidencias que hacen más que
verdadera a esta afirmación.
Sus comentarios de partidos son memorables. No se detiene en
la simple enumeración de jugadas: la nota es una excusa para explayar conceptos
sobre el juego. Su antológica crónica en El
Gráfico de un Racing-Santos jugado en cancha de Huracán en los 60 transmite
en partes iguales concepto y emoción. El periodista está viviendo un match
único, célebre, histórico y cada vez que uno lo lea sentirá esa sensación. “Fútbol de hombres agrupados en permanente y
rápida circulación. Lo muy importante esta vez lo hicieron los dos equipos,
RACING TAMBIÉN”. Su semblanza de Pelé, hecha a propósito de ese partido, es
una pieza literaria de excepción, republicada muchas veces a través de los
años. “Pelé en una cancha de fútbol es
fútbol hecho placer. Placer de genialidades, que todas son posibles en Pelé, el
sin metáfora fenómeno Pelé”. Su voz solitaria en contra de la actuación
dentro y fuera de la cancha de la Selección argentina en el Mundial de
Inglaterra y, en especial, el día de la expulsión de Rattín, es otra muestra de
periodismo puro: estilo, concepto, opinión. Aún en contra del medio del que es
director, de todos sus colegas, de su propios lectores. “El drama de los argentinos que estuvieron aquí sin estar abocados a
ningún negocio de seducción patriotera”. El fútbol timorato y “moderno” que
Juan Carlos Lorenzo intenta impulsar en la Selección que participara del
Mundial de Chile es despedazado sin piedad, antes, durante y después de la
competencia. Cada uno de las críticas a esa manera de vivir el fútbol es
independiente del resultado y de las modas. “Puede
ser beneficioso que hayamos recibido esta nueva bofetada sobre nuestro falso
orgullo futbolístico”. A propósito de una final entre Milan y Estudiantes,
califica a Zubeldía y sus alumnos en forma lapidaria: “EL FÚTBOL que juega Estudiantes es la representación de la violencia
para el lucro aplicada al fútbol”. Lo increíble es que escribiera esas
líneas en El Día de La Plata, cuya
sección deportiva era y es casi un órgano partidario de los clubes platenses.
Lo que demuestra lo poco que le importaron los intereses del medio y los
prejuicios de sus lectores a la hora de firmar una nota.
Panzeri fue además un teórico del fútbol como juego y un
tenaz adversario de la preponderancia de los DT, los “ladrones de azul”, como los llamaba. Los atacaba permanentemente,
los trataba de mentirosos, charlatanes y tecnócratas. Consideraba al fútbol un
arte de lo imprevisto –“Dinámica de lo impensado” se titula su libro más
famoso, frase que de repetida se transformó en un lugar común- y todo lo que
viniera de afuera de las canchas era sólo corrupción del juego. “Todo estilo de juego surge de muchos
individualmente distintos jugadores. El juego es el jugador. El estilo es el
jugador. Siempre decide el jugador”. La política
del jugador mutada a política de los
entrenadores sólo traería mediocridad. El tiempo demostró algunos de su
pronósticos, el fútbol argentino fue envolviéndose en una política de
resultados en donde las estrellas son los DT, para bien o para mal: quien
triunfa es el mejor, el ejemplo, sin importar modos ni legalidades. Odiaba
visceralmente a Zubeldía y a Lorenzo como precursores de ese protagonismo y les
descargó, más allá de los resultados, todo su veneno, desde cualquier tribuna y
a propósito de cualquier circunstancia. Vio antes que nadie la dicotomía de
estilos que explotara en los 80 entre Menotti y Bilardo, pero no fue
complaciente con ninguno. A Menotti le criticó sin piedad sus contradicciones
cuando quedó al frente de la Selección. “Es
esclavo de esos que hablan lindo”.
Hay un mojón insoslayable en la extensa trayectoria de Dante
Panzeri: su período de tres años al frente de la dirección de El Gráfico. La mítica revista de
Editorial Atlántida fue durante décadas –casi durante un siglo- la revista
deportiva más importante de Latinoamérica y por sus páginas pasaron grandes
periodistas y los sucesos más importantes del deporte argentino y mundial. Ingresado
desde muy joven a sus filas, llegó a la dirección como parte de un proceso de
renovación inevitable. Bajo su dirección la revista vivió una verdadera
revolución: a pesar de las limitaciones tecnológicas la fotografía ganó en
importancia y las notas empezaron a aparecer firmadas con nombre y apellido
dejando de lado los seudónimos. Había que opinar y dar la cara. Y él fue el
primero en tomar la lanza: concepto y opinión. Cada número contenía material
que movilizaba, tanto para estar de acuerdo como para odiar con toda el alma al
autor. Inauguró una sección de correo de lectores que contestaba personalmente.
Si jamás había escrito una línea para congraciarse con nadie, sea protagonista
o lector, ahí lo dejaría más que claro. “Le
podremos contestar, como usted lo desea, el día que usted LEA El Gráfico, no
mientras solamente MIRE El Gráfico”, recibe como respuesta un lector. “Nosotros no pretendemos imponer criterios
sino que, basados en una profunda convicción de lo que es el ideal
futbolístico, luchamos por su concreción”, le contesta a otro. La editorial
empieza a mirar con preocupación la caída en las ventas de la revista y al
querer imponerle la publicación de una nota que era en realidad propaganda
política, lo obligan a la renuncia. El
Gráfico aprovecharía la decisión para cambiar su histórica política de
tapas: en vez de distinguir a un deportista destacado se pasa a privilegiar la
actualidad. Panzeri profetizó que eso sería el comienzo de una muerte lenta de la
legendaria revista. No se equivocaba.
Los últimos años de su vida, alejado de las grandes luces, se
dedicó a argumentar desde donde lo dejaron su firme oposición a la realización
en Argentina del Mundial de fútbol. “El
Mundial 78 no se debiera realizar en la Argentina por las mismas razones que un
tipo que no tiene guita para ponerle nafta a un Ford T no debe comprarse un
Torino. Si lo hace, es porque alguien
está robando”. En plena noche de una las dictaduras más sangrientas fue
la única voz disonante dentro de un coro monocorde de medios y periodistas que
acompañaron por miedo o complicidad lo que se transformó en una suerte de causa
nacional para combatir la mala prensa del gobierno en el exterior. Matías Bauso rescata del archivo personal de Panzeri líneas como esta: “El Mundial se hace por necesidad POLÍTICA. Y parte de dos
consignas-objetivos: extirpar la guerrilla y el sindicalismo”. El Almirante
Lacoste, hombre fuerte de la organización del Mundial, lo cita para pedirle
explicaciones: la leyenda dice que Panzeri se presentó con voluminosa
documentación para avalar sus argumentos. No pudieron cambiarle la opinión. Un
acto de valentía inusual. La muerte no le permitió ver la “fiesta de todos”, un cáncer lo mató en abril del 78.
“Al fútbol de hoy le
faltan tres cosas: dirigentes, decencia y wines”, escribió alguna vez Dante Panzeri. Un
tipo que investigó, criticó y propuso poniendo a sus convicciones delante de todo,
aún de los propios intereses del medio en el que trabajaba y de lo que
supuestamente pensaban sus lectores. En síntesis: un periodista que avisa desde
que posición nos habla con enorme honestidad intelectual y un estilo
contundente. “La palabra no ha sido
inventada para NO decir lo que pensamos. Para callar y ocultar se inventó,
antes, el silencio.” Genial, polémico, eterno. El mito Dante Panzeri, su
ética y su coherencia, están presentes nuevamente para cuestionar y discutir. Cada
una de estas líneas rescatadas por Matías Bauso nos vuelve a mostrar la pasión
y las obsesiones de un periodista íntegro. El gran periodista deportivo
argentino, el único e irrepetible Dante Panzeri.