martes, 10 de diciembre de 2013

Dante Panzeri: ética y coherencia de una vida en el fútbol

Una lectura de Dirigentes, decencia y wines, Antología de la obra periodística de Dante Panzeri, edición a cargo de Matías Bauso


Las crónicas periodísticas suelen perderse en la vorágine de lo volátil, lo efímero, lo intrascendente. Las crónicas periodísticas deportivas son, quizás, mucho más frágiles todavía, sobre todo en estas épocas globalizadas en donde el deporte está omnipresente en cada día de nuestras vidas y los resultados y las competencias se suceden unos tras otros. Como a todo ejercicio literario las salvan del olvido la trascendencia histórica del suceso y el estilo del narrador. Si a eso le sumamos una ética a prueba de balas y una coherencia granítica a lo largo de 40 años de vida profesional, la obra periodística de ese autor será esencial para comprender los hechos que narra y las circunstancias que lo rodearon. Este trabajo de investigación de Matías Bauso que recopila algunas de las notas emblemáticas, olvidadas o perdidas de Dante Panzeri, es un acto de amor a la profesión periodística y una declaración de admiración a la figura del autor, un tipo recto, directo, único, prolífico, polémico y cuestionador. Muchas veces citado, muy pocas veces leído, Panzeri es una leyenda que la lectura de sus artículos hará más grande aún.
La actividad periodística de Panzeri fue impresionante. Durante más de cuarenta años publicó entre seis y ocho notas semanales en todas las publicaciones en que trabajó, además de las columnas de opinión en radio o televisión —que guionaba meticulosamente— y los comentarios de cientos de partidos en las principales radios del país. Un corpus gigante que el compilador se permite calcular en más de 15.000 colaboraciones. ¿Qué elegir entre esa increíble producción? Bauso pone la lupa con sabiduría en las obsesiones recurrentes de Panzeri: el juego propiamente dicho, la dirigencia, sus notas en El Gráfico, su prédica constante contra los DT, los Mundiales, su visión sobre otros deportes, su odios militantes, guiones para radio y columnas televisivas, la ética periodística. En todas ellas Dante Panzeri es cristalino y contundente; también testarudo y obsesivo, implacable y dogmático. No veía nada épico en el deporte, odiaba las entrevistas a los protagonistas, era implacable con sus enemigos. Su estilo era barroco, enredado y muchas veces repetitivo. Solía escribir líneas enteras en mayúscula para subrayar algún concepto. Pero escribiera donde lo hiciera —desde El Gráfico hasta Así, desde el diario El Día hasta la revista Satiricón—, su huella es tan profunda que pocos dudarían en llamarlo el más grande periodista deportivo argentino. Esta antología está llena de evidencias que hacen más que verdadera a esta afirmación.

Sus comentarios de partidos son memorables. No se detiene en la simple enumeración de jugadas: la nota es una excusa para explayar conceptos sobre el juego. Su antológica crónica en El Gráfico de un Racing-Santos jugado en cancha de Huracán en los 60 transmite en partes iguales concepto y emoción. El periodista está viviendo un match único, célebre, histórico y cada vez que uno lo lea sentirá esa sensación. “Fútbol de hombres agrupados en permanente y rápida circulación. Lo muy importante esta vez lo hicieron los dos equipos, RACING TAMBIÉN”. Su semblanza de Pelé, hecha a propósito de ese partido, es una pieza literaria de excepción, republicada muchas veces a través de los años. “Pelé en una cancha de fútbol es fútbol hecho placer. Placer de genialidades, que todas son posibles en Pelé, el sin metáfora fenómeno Pelé”. Su voz solitaria en contra de la actuación dentro y fuera de la cancha de la Selección argentina en el Mundial de Inglaterra y, en especial, el día de la expulsión de Rattín, es otra muestra de periodismo puro: estilo, concepto, opinión. Aún en contra del medio del que es director, de todos sus colegas, de su propios lectores. “El drama de los argentinos que estuvieron aquí sin estar abocados a ningún negocio de seducción patriotera”. El fútbol timorato y “moderno” que Juan Carlos Lorenzo intenta impulsar en la Selección que participara del Mundial de Chile es despedazado sin piedad, antes, durante y después de la competencia. Cada uno de las críticas a esa manera de vivir el fútbol es independiente del resultado y de las modas. “Puede ser beneficioso que hayamos recibido esta nueva bofetada sobre nuestro falso orgullo futbolístico”. A propósito de una final entre Milan y Estudiantes, califica a Zubeldía y sus alumnos en forma lapidaria: “EL FÚTBOL que juega Estudiantes es la representación de la violencia para el lucro aplicada al fútbol”. Lo increíble es que escribiera esas líneas en El Día de La Plata, cuya sección deportiva era y es casi un órgano partidario de los clubes platenses. Lo que demuestra lo poco que le importaron los intereses del medio y los prejuicios de sus lectores a la hora de firmar una nota.

Panzeri fue además un teórico del fútbol como juego y un tenaz adversario de la preponderancia de los DT, los “ladrones de azul”, como los llamaba. Los atacaba permanentemente, los trataba de mentirosos, charlatanes y tecnócratas. Consideraba al fútbol un arte de lo imprevisto –“Dinámica de lo impensado” se titula su libro más famoso, frase que de repetida se transformó en un lugar común- y todo lo que viniera de afuera de las canchas era sólo corrupción del juego. “Todo estilo de juego surge de muchos individualmente distintos jugadores. El juego es el jugador. El estilo es el jugador. Siempre decide el jugador”.  La política del jugador mutada a política de los entrenadores sólo traería mediocridad. El tiempo demostró algunos de su pronósticos, el fútbol argentino fue envolviéndose en una política de resultados en donde las estrellas son los DT, para bien o para mal: quien triunfa es el mejor, el ejemplo, sin importar modos ni legalidades. Odiaba visceralmente a Zubeldía y a Lorenzo como precursores de ese protagonismo y les descargó, más allá de los resultados, todo su veneno, desde cualquier tribuna y a propósito de cualquier circunstancia. Vio antes que nadie la dicotomía de estilos que explotara en los 80 entre Menotti y Bilardo, pero no fue complaciente con ninguno. A Menotti le criticó sin piedad sus contradicciones cuando quedó al frente de la Selección. “Es esclavo de esos que hablan lindo”.

Hay un mojón insoslayable en la extensa trayectoria de Dante Panzeri: su período de tres años al frente de la dirección de El Gráfico. La mítica revista de Editorial Atlántida fue durante décadas –casi durante un siglo- la revista deportiva más importante de Latinoamérica y por sus páginas pasaron grandes periodistas y los sucesos más importantes del deporte argentino y mundial. Ingresado desde muy joven a sus filas, llegó a la dirección como parte de un proceso de renovación inevitable. Bajo su dirección la revista vivió una verdadera revolución: a pesar de las limitaciones tecnológicas la fotografía ganó en importancia y las notas empezaron a aparecer firmadas con nombre y apellido dejando de lado los seudónimos. Había que opinar y dar la cara. Y él fue el primero en tomar la lanza: concepto y opinión. Cada número contenía material que movilizaba, tanto para estar de acuerdo como para odiar con toda el alma al autor. Inauguró una sección de correo de lectores que contestaba personalmente. Si jamás había escrito una línea para congraciarse con nadie, sea protagonista o lector, ahí lo dejaría más que claro. “Le podremos contestar, como usted lo desea, el día que usted LEA El Gráfico, no mientras solamente MIRE El Gráfico”, recibe como respuesta un lector. “Nosotros no pretendemos imponer criterios sino que, basados en una profunda convicción de lo que es el ideal futbolístico, luchamos por su concreción”, le contesta a otro. La editorial empieza a mirar con preocupación la caída en las ventas de la revista y al querer imponerle la publicación de una nota que era en realidad propaganda política, lo obligan a la renuncia. El Gráfico aprovecharía la decisión para cambiar su histórica política de tapas: en vez de distinguir a un deportista destacado se pasa a privilegiar la actualidad. Panzeri profetizó que eso  sería el comienzo de una muerte lenta de la legendaria revista. No se equivocaba.

Los últimos años de su vida, alejado de las grandes luces, se dedicó a argumentar desde donde lo dejaron su firme oposición a la realización en Argentina del Mundial de fútbol. “El Mundial 78 no se debiera realizar en la Argentina por las mismas razones que un tipo que no tiene guita para ponerle nafta a un Ford T no debe comprarse un Torino. Si lo hace, es porque alguien está robando”. En plena noche de una las dictaduras más sangrientas fue la única voz disonante dentro de un coro monocorde de medios y periodistas que acompañaron por miedo o complicidad lo que se transformó en una suerte de causa nacional para combatir la mala prensa del gobierno en el exterior. Matías Bauso rescata del archivo personal de Panzeri líneas como esta: “El Mundial se hace por necesidad POLÍTICA. Y parte de dos consignas-objetivos: extirpar la guerrilla y el sindicalismo”. El Almirante Lacoste, hombre fuerte de la organización del Mundial, lo cita para pedirle explicaciones: la leyenda dice que Panzeri se presentó con voluminosa documentación para avalar sus argumentos. No pudieron cambiarle la opinión. Un acto de valentía inusual. La muerte no le permitió ver la “fiesta de todos”, un cáncer lo mató en abril del 78.

“Al fútbol de hoy le faltan tres cosas: dirigentes, decencia y wines”, escribió alguna vez Dante Panzeri. Un tipo que investigó, criticó y propuso poniendo a sus convicciones delante de todo, aún de los propios intereses del medio en el que trabajaba y de lo que supuestamente pensaban sus lectores. En síntesis: un periodista que avisa desde que posición nos habla con enorme honestidad intelectual y un estilo contundente. “La palabra no ha sido inventada para NO decir lo que pensamos. Para callar y ocultar se inventó, antes, el silencio.” Genial, polémico, eterno. El mito Dante Panzeri, su ética y su coherencia, están presentes nuevamente para cuestionar y discutir. Cada una de estas líneas rescatadas por Matías Bauso nos vuelve a mostrar la pasión y las obsesiones de un periodista íntegro. El gran periodista deportivo argentino, el único e irrepetible Dante Panzeri.

1 comentario:

DANIEL DRAGUNSKY dijo...

DANTE PANZERI FUE UN BOBO. DESPUES DEL PARTIDO ESTUDIANTES-MILAN DIJO QUE EL
FUTBOL ARGENTINO SE MORIA. CON LA IDEA QUE LAS PERSONAS QUE PANZERI ODIABA,
SALIMOS CAMPEONES DEL MUNDO EN 1986 CON CARLOS SALVADOR BILARDO COMO TECNICO,
INSPIRADO EN LAS CONCEPCIONES FUTBOLISTICAS DE OSVALDO ZUBELDIA.
EN 1990, CON BILARDO DE VUELTA, SALIMOS SUBCAMPEONES DEL MUNDO.
Y EN EL 2014 CON EL DISCIPULO DE BILARDO, ALEJANDRO SABELLA, SALIMOS SUBCAM-
PEONES DEL MUNDO. QUE EL FUTBOL SE MUERE ES UNA FRASE HECHA PARA LA GILADA.
QUE LASTIMA QUE PANZERI NO VIO EL ESTUDIANTES 82-84 QUE JUGABA CON UN SOLO
VOLANTE DE CONTENCION, MIGUEL ANGEL RUSSO Y TRES OFENSIVOS Y CREATIVOS=MARCE-
LO TROBBIANI, JOSE DANIEL PONCE Y ALEJANDRO SABELLA. 2 TITULOS SEGUIDOS, AL
INDEPENDIENTE QUE DESPUES SALE CAMPEON DEL MUNDO. DESPUES DIJO QUE ESTABA EN CONTRA DE LA REALIZACION DEL MUNDIAL 78, YO INMEDIATAMENTE LO ASOCIE CON LO QUE ESTABA PASANDO CON EL TERRORISMO DE ESTADO, SECUESTROS, TORTURAS, DELACIONES, ASESINATOS, ROBOS DE BEBES, PERSECUCIONES, PRESCRIPCIONES, AME-
NAZAS, ETC. ME EQUIVOQUE, PANZERI HABLABA DE UNA CUESTION ECONOMICA SOLA-
MENTE.