miércoles, 25 de enero de 2017

A la caza de la ballena blanca

Una lectura de Sombras verdes, ballena blanca de Ray Bradbury

Ray Bradbury es una marca ineludible y universal en la literatura de la ciencia ficción. Bastaría nombrar a Crónicas marcianas (prologada en Argentina nada menos que por Borges), El hombre ilustrado, Fahrenheit 451 o Las doradas manzanas del sol, para tomar dimensión sobre quien estamos hablando. Pero semejante celebridad tuvo también otros trabajos paralelos (y complementarios) a su oficio de escritor, entre los que se cuentan el de periodista y el de guionista de cine. En 1953, con poco más de 30 años, recibe una oportunidad única de triunfar en el difícil mundo de Hollywood; el célebre director John Huston le encarga escribir en conjunto el guión de la adaptación para el cine de la novela de Herman Melville, la canónica y majestuosa Moby Dick.

I

El joven Bradbury se enfrentaba con este ofrecimiento a dos grandes desafíos: adaptar al lenguaje del cine una obra inmensa y que, increíblemente, hasta ese momento no había leído y trasladarse a Irlanda por varios meses, lugar donde Huston se había radicado desde hacía algunos años. Dejando atrás a su esposa e hija decidió aceptar el desafío y viajar a la vieja Europa a enfrentarse con la mitológica ballena blanca y a los modales y el carácter de un director pedante y caprichoso, el temido realizador de hazañas como El halcón maltés o El tesoro de la Sierra Madre. Bradbury lee y relee furiosamente a Moby Dick (¡nueve veces!) para lograr captar la esencia de esa historia gigante y conmovedora y comienza a desandar el camino del guión. Para ello, acuerda las líneas maestras de la redacción con Huston, que de hecho coescribe el guión, y durante meses, solitario y perdido entre los siempre verdes paisajes de Irlanda, lucha y vence en su titánica tarea. En el medio, Bradbury vive a Irlanda, descubre a Dublin, a su gente, su historia y sus costumbres. Y escritor al fin, decide tomar notas de cada cosa que escucha, que ve y que hace. El tiempo transformó esa experiencia en un libro magnífico, una rareza en su bibliografía y que es varias cosas al mismo tiempo: una novela, un conjunto de misceláneas, una crónica, una ficción. Hablamos del libro que nos ocupa, este muy entretenido Sombras verdes, ballena blanca.

Ray Bradbury y John Huston trabajando en el guión de Moby Dick, Irlanda, 1953.
II

Afiche promocional de la película.
La novela de Bradbury, está planteada como eso, una novela, 
y a sí puede leerse. Lo atrayente de su recorrido es que nunca sabemos en forma cierta cuánto hay de ficción y cuanto de crónica de los que nos cuenta. Esa sabia mezcla es el mayor encanto de este raro libro. El joven guionista, en plena pelea con la mítica ballena nos pinta al pueblo irlandés con mano maestra. En la mayoría de sus horas de ocio se instala en uno de los cientos de pubs de Dublin y entabla amistad y conversación con el dueño y sus parroquianos, entre cerveza bebida a raudales y charlas desopilantes por lo graciosas o profundas por lo incisivas. Bradbury encuentra en esas horas en el pub la esencia de un pueblo: sus costumbres, sus valores, sus defectos, sus frustraciones. En el medio nos deleita con un puñado de relatos tomados de sus experiencias y que el autor ficciona con gracia, humor y profundidad. Por supuesto, la monstruosa –en todos los sentidos­- Moby Dick sobrevuela toda la novela. Bradbury cree entender el sentido último del libro que aborda pero debe lidiar con las estrecheces del formato al que debe adaptar el relato. Finalmente decide junto a Huston, limitar la historia a Ahab, a su obsesión y a su triste final. El trabajo junto al viejo director, fue difícil por todo lo que rodeaba a su figura. Su trato con todo su séquito era bastante desagradable, bordeando el mal gusto y la humillación, incluso con su mujer: el mundo de un millonario caprichoso. Bradbury lo soporta entre estoico y sorprendido y la imagen que muestra de todo lo que rodea al director es brutalmente dura, pero sin perder nunca la ironía y el humor. Finalmente, ambos guionistas logran vencer a la bestia, el trabajo termina y nuestro autor vuelve a su país. Quedaba la hazaña de filmar, pero eso ya era trabajo de Huston.

III

Este Sombras verdes, ballena blanca es una rareza llena de felicidades. Encontramos en sus líneas a un muy joven escritor, en las puertas de la fama mundial, que con buen gusto y un poder de observación únicos, nos regala una novela muy entretenida. Una novela con una sabia mezcla de géneros que nos muestra a un país y a su gente con agudeza y humor. Este Ray Bradbury casi oculto nos regala un ejercicio magnífico de literatura de gran clase que, mezcla de novela de aventuras y diario de viaje, pinta a un pueblo y sus costumbres con la precisión y el ingenio de un consumado cronista. 

La película puede verse en línea a través de este link: Moby Dick, de John Huston, 1956

Ficha del libro
Título: Sombras verdes, ballena blanca
Autor: Ray Bradbury
Edición: Emecé, 1° edición, mayo 1993, Bs. As., Argentina.