miércoles, 24 de junio de 2015

Genetics y Steve Hackett: la celebración de una música eterna

Con dos exitosas presentaciones en el Teatro Coliseo los días 17 y 18 de junio, Genetics volvió a los escenarios tras la trágica muerte de su frontman Nacho Rodríguez Genta, estrenando nuevo cantante y con la participación estelar del miembro original de Genesis Steve Hackett. Emoción y magia para recrear como nadie las gemas de la música eterna del legendario grupo inglés.


Quizás los momentos más oscuros nos lleven a otros momentos luminosos y mágicos. Algo de eso deben haber pensado los miembros de Genetics cuando se vieron y escucharon en el familiar escenario del Coliseo acompañados nada más y nada menos que por el legendario Steve Hackett, miembro original del Genesis de los dorados años 70. Si ya habíamos destacado la notable performance de Genetics tocando en forma inigualable esos clásicos eternos, hacerlo junto al guitarrista original, coautor e intérprete de muchas de esas páginas, fue un logro artístico mayúsculo. A las cualidades remarcadas del grupo se le sumó el arte, la entrega y la generosidad escénica y artística de un prócer de la guitarra en dos noches mágicas y eternas. Con una escenografía austera, una iluminación exacta y precisas proyecciones que acompañaron las canciones, lograron el clima exacto para la celebración y el homenaje.

Tomás Price, nuevo frontman de Genetics
Una de las incógnitas de la noche estuvo en saber quién y cómo reemplazaría a Nacho Rodríguez Genta en la voz principal. Tomás Price fue una grata sorpresa; quizás ayudado en que todas las miradas estaban puestas en Hackett, el debutante cantó admirablemente. No tiene la presencia escénica del ausente homenajeado, pero descolló en cada una de sus intervenciones: un verdadero hallazgo. El resto de la banda impecable como siempre. Daniel Rawsi en batería, Claudio Laface en bajo y guitarra, Horacio Pozzo en teclados y Leo Fernández en guitarra son Genesis. Uno cierra los ojos y resulta muy difícil no pensar que está escuchando a la vaca sagrada del rock sinfónico, a la banda más imaginativa, potente, dramática, operística y genial de toda la música progresiva de cualquier lugar y época. Si a eso le sumamos la presencia majestuosa del guitarrista original que tocó en esas grabaciones eternas, sabemos que el banquete estaba servido. Steve Hackett se comportó como un sabio generoso: tocó como nadie lo que tenía que tocar e hizo participar a Leo Fernández en proporciones casi iguales a las de él. El resultado fue magia en estado puro.

El gran Steve Hackett
El arranque fue con Dance on a volcano, primer tema del primer disco post Peter Gabriel; escuchar esos primeros acordes de Hackett erizó la piel. No fue la única vez: Dancing with the Moonlit night, The fountain of Salmacis y Firth of fifth fueron puntos altísimos, casi insuperables. El guitarrista inglés tocó con pasión y en forma inmejorable cada nota. Verdadero maestro de la guitarra, estudioso por años del instrumento y todas sus variantes, dueño de una generosa discografía solista, Steve Hackett no necesita excesivos yeites para deslumbrar ni sumar notas en breves tiempos para demostrar destrezas. Su manera de tocar hace alargar y profundizar el sentimiento de cada nota y cada acorde. Los magistrales y emocionantes solos ejecutados al final de The Lamia y la suprema obra maestra Supper’s Ready (que Genetics tocó íntegramente en su más de 20 minutos en gran forma) fueron demostraciones de que Hackett puede hacer que un instrumento nos hable, nos transporte, nos penetre. El maestro tuvo además un set acústico en guitarra española que desembocó en la genial Horizons, primer y breve track del lado B de Foxtrot, su segundo disco en Genesis.



Los extraordinarios bises con Watcher of the skies y la imperecedera The musical box cerraron una mágica noche de música y emociones. Los Genetics, renaciendo desde el dolor de la pérdida de su amigo y carismático frontman, se encontraron nuevamente con su público, con el talento sabio y generoso de Hackett, con la obra monumental de Genesis, con la certeza de que son bastante más que una banda tributo. Son una forma de arte casi renacentista, que con preciosismo y pasión, reviven una obra eterna. Salud Genetics, el milagro ha sido hecho y hemos podido escucharlo y verlo: Genesis no morirá jamás.