domingo, 4 de febrero de 2007

El Borges de Bioy


Llevo un cuarto del libraco leído y puedo aventurarme a algunas conclusiones.
La primera y más obvia es que eran realmente amigos. La oración más repetida de las anotaciones del diario de Bioy es "Come en casa Borges". La comida se transforma en sobremesa, esta muta en charla sobre literatura siempre y en literatura misma cuando ambos deciden traducir, prologar o escribrir sus irónicas ficciones policiales.
La segunda certeza es que la adversión por Sabato se transforma casi en un deporte, especialmente para Borges. Muchas de los reproches que se le hacen al autor de "El Túnel" son despiadados.
La lectura es ardua y a veces difícil. Prometo explayarme más.
Siempre es bueno leer a Bioy, aunque prefiera sus ficciones.

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